Unas cuantas horas de Navidad, decidió caminar sin rumbo para olvidar las penas que la carcomian, sola de nuevo. La brisa del mar elevaba su camiseta de nirvana, su mirada se perdida en las enormes olas de aquel mar bravo, reflejando la rabia que tenía por dentro cada vez que reventaban, no existía un fin, no existía un comienzo; tan sólo ella y el poder que tenía.
Oculatando sus pensamientos en lo más profundo de su mente, era algo seguro para ella, no existía otro lugar, ahí exclusivamente nadie podía entrar.
Las horas pasaban y notaba su cansancio de ya no poder caminar más, se habia perdido, se había rendido completamente.
Habitación 206, Fría desde que entró en ella, notaba su angustia de tan sólo pensárselo, todo estaba a su favor, no había ninguna señal positiva en ese ambiente. Lo había planeado tan bien, tan perfecto que se volvia imperfecto.
Su espejo reflejando su mirada perdida sin transmitir nada, todo estaba en la mente.
El gatillo sonó y ella se había ido.
Charco esparcido de sangre a su alrededor reflejó desagradables caras de los detectives que poco a poco llegaban a la habitación.
Desagradable imagen de la pobre niña que decidió quitarse la vida, sólo una!. Cara de decepción, pena y neutralidad para otros.
Su nota
" siempre caía profundo, pero esta vez choque contra el piso"
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